El cambio climático y el riego en los viñedos

La vid es una planta que soporta temperaturas extremas y necesita poco agua por norma general. Dispone de unas raíces con el poder de penetrar en el suelo a gran profundidad buscando el agua y los nutrientes del subsuelo, lo que hace que su riego sea en ocasiones innecesario e incluso perjudicial para la obtención de un producto excelente. Pero, como muchos otros sectores, la viticultura se está viendo cada vez más afectada por el cambio climático.

Cómo afecta el cambio climático al sector vitivinícola

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Esta es una realidad a la que se enfrentan cada día las personas que trabajan en la viña y buscan soluciones para adaptarse y combatirlo. Castilla-La Mancha, el sudeste peninsular y algunas comarcas del Valle del Ebro son algunas de las zonas con mayor impacto del cambio climático, lo que se traduce en un aumento de temperaturas y escasez de lluvias.

Como consecuencia del cambio climático las etapas de crecimiento y maduración de la uva son más cortas y algunas zonas en las que se vendimiaba la uva en septiembre ahora se tiene que adelantar su recogida a agosto para evitar que se pierda. Así mismo las tormentas y lluvias torrenciales son cada vez más frecuentes lo que pone en peligro el viñedo y la producción de ese año. El granizo es el peor de los enemigos de la vid. Antes esto no sucedía.

La utilización de energías renovables, una buena orientación del viñedo que reduzca la evaporación, parras bajas… son algunas de las iniciativas que se han puesto en marcha hace tiempo. Las variedades de uva autóctonas son las que mejor se adaptan a estos cambios en cuanto a producción, enfermedades y plagas. Cada año los viticultores se encuentran con una cosecha distinta y un clima cambiante que hace que se lleven a cabo estudios específicos de control meteorológico en cada región.

El riego en los viñedos

En España el riego en las viñas estaba prohibido por ley hasta 1996. Tan solo se permitía un riego en invierno en zonas en las que la precipitación media anual fuera inferior a 400mm. Los mejores vinos se producen en zonas en las que los inviernos son muy fríos y los veranos muy cálidos, lo que implica la adaptación de forma natural de la planta a la falta de agua.

Cuando la perdida de agua por transpiración es mayor que la absorción por las raíces estamos ante un caso de necesidad de agua por parte de la vid. La falta de agua afecta negativamente e influye de forma diferente dependiendo de la etapa en la que la planta se encuentre (una brotación irregular, tamaño pequeño de uva, caen las hojas dejando al descubierto los racimos…).

Cuando se instala un sistema de riego tenemos que saber que la planta no va a desarrollar tanto las raíces, por lo que será necesario añadir los nutrientes que le aporta el suelo de forma artificial.

Sistemas de riego más utilizados en el cultivo de la vid

– Goteo. Este sistema de riego es el que mejores ventajas y resultados tiene. Entre las facilidades que tiene cabe destacar su completa automatización lo que permite una cantidad igual de agua dosificada para todo el viñedo con solo dos goteros por cepa. También podemos suministrar de forma uniforme los fertilizantes y demás nutrientes que necesitan las plantas. Las pérdidas por evaporación son muy bajas. Hay que tener cuidado y mantenimiento del sistema de riego pues en ocasiones se puede taponar alguna de las salidas de agua y que ésta no se reparta igual por nuestro viñedo. Este tipo de riego hace que disminuyan los riesgos de plagas y hongos pues los sistemas de aspersión pueden hacer que si no está muy limpia la planta se acumulen humedades y proliferen bacterias que hagan desarrollar una enfermedad a la planta.

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– Goteo subterráneo. Este tipo de riego también es automático y se coloca bajo tierra en el centro de las calles del viñedo de 10 a 50 cm de profundidad para que el agua llegue uniformemente a las raíces de todas las plantas a un lado y otro. El mantenimiento tiene que ser más frecuente que en el sistema de riego por goteo convencional. Son sistemas normalmente preparados para la no obstrucción de los conductos por los que sale el agua aunque en ocasiones es difícil detectar las fugas. Las pérdidas por evaporación son aún más reducidas que con el riego por goteo.

Los sistemas de riego favorecen el aumento de la producción del viñedo y la calidad del vino es mejor si se hace un riego moderado. El riego hace que la uva madure más tarde por eso hay que tener un control específico tanto de la cantidad de agua que se suministra como de la meteorología que nos marcará las necesidades de las plantas cada temporada.